Hoy me vi nuevo
limpio de ecos y nervios,
con brazos abiertos aceptándome así
olvidando rechazos
recibiendo la tierra y el polvo
aceptándolos en mis pies descalzos.
Hoy me niego al nunca
y me monto en el siempre
escucho por fin a mis pies alados
que con su voz de brisa me piden que vuele.
Las cadenas pesadas están en el suelo
vacías de mí, las ha oxidado mi ausencia
y las desintegra el vivir.
El cielo se abre infinito y amable
el horizonte ofrece una dimensión nueva
muy distinta a mi tiempo y espacio.
Los sueños dormidos que se veían lejanos
son reales, tangibles, gigantes y claros,
la noche es de diferente negrura
y aunque infinita y extensa, está llena de estrellas
mis manos me impulsan flotando en el tiempo
me acercan, me llevan a donde no todos llegan.
Escucho ya la voz de la mujer y del niño
la de los ancianos que ayer nos dejaron
invitándome al baile y al canto
a la interminable fiesta de encuentros y abrazos.
Hoy me vi nuevo
en el hoy, que consumiendo ayeres, por fin ha llegado
no veo nombres ni caras, solo corazones
iguales al mío, diferentes a nadie
plumas de una misma ala, ala de una misma ave.
-José G. Vázquez
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